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¿Qué es una hernia?

que es una hernia

Una hernia es una afección médica que ocurre cuando una parte de un órgano interno sobresale o se desplaza a través de una abertura anormal en la pared muscular o del tejido que normalmente lo contiene. Este problema puede presentarse en diversas partes del cuerpo y afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque ciertas formas son más frecuentes en un sexo o grupo etario específico.

Aunque muchas hernias comienzan de forma leve y apenas perceptible, con el tiempo pueden aumentar de tamaño y provocar síntomas molestos o incluso peligrosos. Por eso, es fundamental conocer sus características, identificar los signos a tiempo y aplicar un tratamiento adecuado para evitar complicaciones graves como la estrangulación herniaria. En Fisio Rozas, te lo contamos.

¿Por qué se produce una hernia?

Las hernias aparecen cuando una debilidad o defecto en la pared muscular permite que un órgano, tejido graso o parte del intestino sobresalga. Esta debilidad puede ser congénita (presente desde el nacimiento) o adquirida con el tiempo debido a factores como envejecimiento, esfuerzo físico excesivo o intervención quirúrgica previa.

Entre los factores que contribuyen al desarrollo de una hernia se incluyen:

  • Levantar objetos pesados de manera incorrecta
  • Toser de forma crónica (como en el caso de los fumadores)
  • Estreñimiento prolongado y esfuerzos al defecar
  • Embarazo múltiple o repetido
  • Aumento repentino de peso
  • Intervenciones quirúrgicas abdominales

Tipos más comunes de hernia

  • Hernia inguinal: Es la más frecuente de todas las hernias, representando alrededor del 75% de los casos. Se produce en la región de la ingle, cuando una parte del intestino u otro tejido sobresale por el canal inguinal. Es más común en hombres debido a características anatómicas, aunque también puede afectar a mujeres.
  • Hernia umbilical: Aparece alrededor del ombligo, especialmente en recién nacidos cuando el orificio umbilical no se cierra correctamente después del nacimiento. En adultos, suele estar asociada a sobrepeso, embarazos múltiples o esfuerzos físicos. Puede ser dolorosa y, si crece demasiado, requiere cirugía.
  • Hernia hiatal: Tiene lugar cuando una porción del estómago asciende hacia el tórax a través del orificio diafragmático por donde pasa el esófago. Este tipo de hernia es común en personas mayores y puede causar síntomas como acidez, reflujo gastroesofágico, dificultad para tragar y sensación de opresión en el pecho.
  • Hernia incisional: Surge en la zona donde se ha realizado una cirugía previa. Si la incisión no cicatriza adecuadamente o los músculos se debilitan, los tejidos internos pueden empujar hacia fuera formando una hernia. Es frecuente tras cirugías abdominales.
  • Hernia femoral: Más común en mujeres, ocurre cuando una parte del intestino se desliza por el canal femoral, situado en la parte superior del muslo. Puede confundirse con la hernia inguinal pero suele tener un mayor riesgo de estrangulación.

Síntomas habituales de una hernia

Los síntomas pueden variar según el tipo y la ubicación de la hernia, pero entre los más frecuentes destacan:

  • Bulto visible o protuberancia que puede aumentar de tamaño al hacer esfuerzo
  • Dolor o sensación de presión en la zona afectada
  • Molestias al toser, agacharse o levantar peso
  • Ardor o escozor en el área de la hernia
  • Dificultad para tragar (en hernias hiatales)
  • Náuseas, vómitos o fiebre si hay complicaciones como estrangulación

En muchos casos, las hernias pequeñas pueden no causar síntomas en las primeras fases, pero es importante no ignorarlas, ya que tienden a empeorar con el tiempo.

El diagnóstico de una hernia se realiza a través de la historia clínica del paciente y una exploración física. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas de imagen como ecografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas para determinar el tamaño, contenido y localización exacta de la hernia.

Para las hernias hiatales, es frecuente realizar una endoscopia digestiva alta o una radiografía con bario para observar el desplazamiento del estómago.

Tratamientos disponibles

El tratamiento de una hernia dependerá del tipo, tamaño, localización y de los síntomas que presente el paciente. Las principales opciones son:

  • Observación: en casos leves y asintomáticos, el médico puede optar por un seguimiento regular para controlar la evolución.
  • Fajas o soportes abdominales: en algunos casos concretos, pueden aliviar molestias temporales, pero no corrigen la hernia. No deben usarse como sustituto de un tratamiento definitivo.
  • Cirugía: es el tratamiento más eficaz y definitivo. Existen dos métodos principales:
    • Cirugía abierta: se realiza una incisión en la piel para reposicionar el tejido y reforzar la pared abdominal con suturas o malla quirúrgica.
    • Cirugía laparoscópica: menos invasiva, se lleva a cabo mediante pequeñas incisiones con ayuda de una cámara. Ofrece tiempos de recuperación más cortos y menos dolor postoperatorio.

La elección entre una u otra técnica dependerá del tipo de hernia, la salud general del paciente y la valoración del cirujano. Debes acudir a un profesional sanitario si:

  • Detectas un bulto en el abdomen o la ingle
  • Sientes dolor persistente o creciente
  • Presentas síntomas digestivos como reflujo, hinchazón o náuseas
  • El bulto no se reduce al estar en reposo o se vuelve duro y doloroso

Una hernia estrangulada es una situación de emergencia. Ocurre cuando el suministro sanguíneo al órgano atrapado se interrumpe, lo que puede derivar en necrosis. Sus signos son dolor intenso, fiebre, vómitos, enrojecimiento en la zona y ausencia de tránsito intestinal. Requiere cirugía urgente.

Prevención: ¿se puede evitar una hernia?

No siempre se puede prevenir una hernia, pero sí se pueden reducir los factores de riesgo mediante:

  • Mantener un peso saludable
  • Evitar levantar objetos pesados sin técnica adecuada
  • Fortalecer la musculatura abdominal con ejercicio
  • Tratar el estreñimiento crónico
  • No fumar (para evitar la tos crónica)

Las hernias son una afección frecuente que, aunque a menudo comienza de forma leve, puede derivar en complicaciones serias si no se trata a tiempo. Reconocer sus síntomas, buscar atención médica y seguir un plan de tratamiento son pasos fundamentales para prevenir riesgos y mantener la calidad de vida.

Si sospechas que puedes tener una hernia, no lo dejes pasar. Consulta a un especialista, obtén un diagnóstico claro y evalúa junto a tu médico la mejor solución para tu caso.

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