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¿Por qué se forman los juanetes?

juanetes

Los juanetes, o hallux valgus, son una deformidad progresiva del pie caracterizada por la desviación del dedo gordo hacia el segundo dedo y la aparición de una protuberancia ósea en su base. Aunque al principio puedan parecer solo un problema estético, con el tiempo pueden provocar dolor, inflamación, dificultad para caminar e incluso limitar el tipo de calzado que puedes usar.
Conocer sus causas es fundamental para prevenir su aparición o frenar su avance.

Causas principales de los juanetes

La formación de un juanete no se debe a un único motivo, sino a la combinación de varios factores:

  • Predisposición genética: heredar un tipo de pie con ciertas características (pie plano, exceso de pronación o articulaciones laxas) aumenta el riesgo.
  • Alteraciones en la pisada: un mal reparto del peso al caminar somete a la articulación del dedo gordo a un exceso de presión.
  • Calzado inadecuado: zapatos estrechos, de punta fina o tacones altos comprimen los dedos y aceleran la desviación.
  • Debilidad muscular: la falta de fuerza en los músculos del pie favorece la pérdida de alineación.
  • Enfermedades inflamatorias: artritis reumatoide, gota u otras patologías que afectan a la articulación.

Factores de riesgo

Aunque cualquier persona, sin importar su edad o estilo de vida, puede llegar a desarrollar juanetes, existen determinados factores que incrementan notablemente la probabilidad. Identificarlos es el primer paso para prevenir su aparición o, al menos, retrasar su progresión.

  • Antecedentes familiares directos con juanetes: La herencia genética juega un papel importante. No se hereda el juanete como tal, sino ciertas características del pie que predisponen a su desarrollo, como una forma concreta del arco, mayor laxitud de ligamentos o una determinada alineación de los huesos metatarsianos. Si tus padres, abuelos o hermanos han tenido juanetes, es más probable que desarrolles la misma mecánica de pisada que favorece su aparición, incluso aunque cuides tu calzado. En estos casos, una revisión podológica preventiva es especialmente recomendable desde edades tempranas.
  • Ser mujer Las mujeres presentan una mayor incidencia de juanetes, y las causas son tanto anatómicas como culturales: Las mujeres tienden a tener ligamentos más laxos por cuestiones hormonales, lo que da al pie menos estabilidad estructural. El uso frecuente de zapatos estrechos, de punta fina o con tacones altos concentra la presión en el antepié y obliga al dedo gordo a desviarse hacia dentro. Con el tiempo, este desplazamiento repetido se convierte en una deformidad fija. De hecho, diversos estudios muestran que el porcentaje de mujeres con juanetes es significativamente superior al de hombres, especialmente a partir de los 40 años.
  • Practicar deportes de impacto o actividades que sobrecarguen el antepié: El ejercicio físico es saludable, pero ciertas disciplinas someten al antepié a un esfuerzo repetitivo que puede acelerar la formación de juanetes, sobre todo si existe predisposición genética. Deportes como el ballet, la gimnasia artística o el fútbol obligan al pie a realizar posiciones forzadas o repetitivas. El running o deportes de salto ejercen impactos constantes sobre la articulación metatarsofalángica. Actividades que implican giros bruscos sobre el pie, como el tenis o el pádel, generan torsiones que favorecen la desviación del dedo gordo. En estos casos, el uso de calzado específico y plantillas personalizadas puede ser clave para reducir el riesgo.

Cómo saber si estás empezando a desarrollar un juanete

Detectar un juanete en sus primeras fases es fundamental para frenar su progresión y evitar complicaciones a largo plazo. En sus inicios, la deformidad puede pasar desapercibida, pero el cuerpo envía señales que conviene no ignorar. El síntoma más habitual es una ligera molestia o dolor en la base del dedo gordo, que aparece al caminar o al usar cierto tipo de calzado, especialmente si es estrecho o de tacón. También es común notar enrojecimiento, inflamación o una sensación de presión constante en la zona lateral del pie.

Con el tiempo, puede empezar a formarse una pequeña protuberancia ósea que, al principio, puede no doler, pero sí dificultar que el zapato se ajuste bien. Otra señal temprana es la aparición de durezas o callosidades en el lateral del pie o entre el primer y segundo dedo, consecuencia del roce y la fricción continuada. Además, algunas personas notan que el dedo gordo empieza a perder movilidad o que se desvía ligeramente hacia los otros dedos, lo que altera la forma de pisar. Prestar atención a estas señales y acudir a un podólogo en cuanto aparecen es clave para actuar de forma preventiva y evitar que la deformidad avance hasta necesitar cirugía.

Prevención eficaz

Adoptar hábitos de cuidado diario es fundamental para prevenir la aparición de juanetes o frenar su progresión cuando ya existen. Más allá de la genética, las decisiones que tomamos en nuestro día a día respecto al calzado, la actividad física y la atención podológica pueden marcar una gran diferencia en la salud de nuestros pies. Estos son los pilares básicos que conviene tener en cuenta:

  • Calzado adecuado: opta por zapatos con puntera ancha para que los dedos conserven su posición natural, suela flexible que permita el movimiento del pie y tacón bajo (menos de 3 cm) para evitar que el peso del cuerpo se desplace hacia el antepié.
  • Ejercicios de fortalecimiento: caminar descalzo sobre superficies seguras como arena o césped para activar la musculatura, mover y estirar los dedos con regularidad, y realizar ejercicios como recoger toallas, canicas o pequeños objetos con los dedos de los pies para mejorar fuerza y coordinación.
  • Plantillas personalizadas: corrigen alteraciones en la pisada, redistribuyen la carga del peso y reducen la presión sobre la zona del juanete, favoreciendo una biomecánica más saludable.
  • Revisiones podológicas periódicas: especialmente en personas con antecedentes familiares, para detectar signos tempranos, recomendar el calzado más adecuado, ajustar plantillas y proponer ejercicios específicos según la evolución de cada paciente.

En fases iniciales, el tratamiento conservador (plantillas, férulas nocturnas, fisioterapia) puede aliviar el dolor y frenar la progresión. En fases avanzadas, cuando la deformidad es fija y el dolor constante, la cirugía es la opción definitiva, con técnicas mínimamente invasivas que acortan la recuperación.

Los juanetes no son solo una cuestión estética: son un problema mecánico del pie que conviene abordar desde sus primeras fases. Un diagnóstico temprano y un plan de tratamiento personalizado pueden marcar la diferencia entre mantener tu movilidad o enfrentarte a una intervención quirúrgica.

Gracias a nuestro podólogo especializado, evaluamos tu pisada, detectamos las causas de tu juanete y te ofrecemos el tratamiento más adecuado para que puedas caminar sin dolor. Llámanos hoy mismo y pide tu cita o reserva online para empezar a cuidar tus pies.

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