El hombro congelado, también conocido como capsulitis adhesiva, es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo. Este trastorno provoca dolor, rigidez y una pérdida significativa del rango de movimiento en la articulación del hombro, dificultando tareas cotidianas que van desde vestirse hasta alcanzar objetos. Este artículo tiene como objetivo proporcionar una guía completa y detallada sobre el hombro congelado, abordando su definición, causas, síntomas, opciones de tratamiento, y su impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen.
¿Qué es el hombro congelado?
El hombro congelado es una condición patológica que afecta la articulación del hombro, específicamente la cápsula articular. Esta cápsula es un tejido que envuelve la articulación del hombro, manteniéndola estable. En el caso del hombro congelado, la cápsula se inflama, se engrosa y se contrae, restringiendo el movimiento de la articulación. El hombro congelado generalmente progresa a través de tres etapas distintas, cada una con sus propios síntomas y desafíos:
- Fase de congelamiento (dolorosa): esta fase inicial dura entre 6 semanas y 9 meses. Se caracteriza por un dolor creciente en el hombro que empeora con el movimiento. La movilidad comienza a disminuir a medida que el dolor se intensifica, especialmente durante la noche.
- Fase de rigidez (adhesiva): durante esta etapa, que puede durar entre 4 y 12 meses, el dolor puede disminuir ligeramente, pero la rigidez del hombro se vuelve más pronunciada. La movilidad es extremadamente limitada, lo que afecta la capacidad de realizar actividades diarias.
- Fase de descongelamiento (recuperación): esta es la fase final, donde la movilidad del hombro comienza a mejorar gradualmente. Aunque el rango de movimiento mejora, la recuperación completa puede tardar entre 6 meses y 2 años.
Causas del hombro congelado
Aunque la causa exacta del hombro congelado no siempre es clara, se han identificado varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta condición. El hombro congelado puede clasificarse en dos tipos según su causa:
- Capsulitis adhesiva primaria: este tipo ocurre sin una causa aparente. Aunque puede afectar a cualquier persona, es más común en mujeres de mediana edad y en personas con ciertas condiciones de salud subyacentes.
- Capsulitis adhesiva secundaria: este tipo se desarrolla como consecuencia de otras condiciones médicas o factores externos. Algunas de las causas más comunes incluyen:
Síntomas del hombro congelado
Los síntomas del hombro congelado suelen desarrollarse de manera gradual y pueden persistir durante varios años si no se tratan adecuadamente. Los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor: el dolor es el primer síntoma que suelen experimentar las personas con hombro congelado. Al principio, el dolor puede ser leve y solo presente durante el movimiento, pero con el tiempo puede volverse más severo y constante. El dolor suele localizarse en la parte externa del hombro y a veces se irradia hacia la parte superior del brazo.
- Rigidez: a medida que avanza la condición, la rigidez se convierte en el síntoma predominante. La articulación del hombro se vuelve tan rígida que los movimientos simples, como levantar el brazo para peinarse, se vuelven casi imposibles. Esta rigidez es más notable durante la fase adhesiva de la condición.
- Pérdida de movimiento: la pérdida del rango de movimiento afecta tanto los movimientos activos (los que haces por ti mismo) como los pasivos (cuando alguien más mueve tu brazo). Esta limitación se hace más evidente a medida que la cápsula del hombro se vuelve más rígida.
- Dolor nocturno: muchas personas con hombro congelado experimentan un aumento del dolor por la noche, lo que puede interferir con el sueño. Esto se debe en parte a la posición inmóvil del cuerpo durante el sueño, que puede aumentar la rigidez y el dolor.
- Discapacidad funcional: la combinación de dolor y rigidez conduce a una discapacidad significativa. Las tareas diarias, como vestirse, conducir, o incluso trabajar, pueden volverse extremadamente difíciles o imposibles de realizar.
Tratamientos para el hombro congelado
El tratamiento del hombro congelado varía según la gravedad de la condición y la fase en la que se encuentra el paciente. A continuación, se describen las opciones de tratamiento más comunes:
Tratamientos conservadores (no quirúrgicos)
- Fisioterapia: La fisioterapia es el pilar del tratamiento para el hombro congelado. Los fisioterapeutas utilizan una variedad de técnicas, incluyendo estiramientos suaves, ejercicios de rango de movimiento, y técnicas de movilización articular para mejorar la flexibilidad y reducir la rigidez.
- Medicamentos: medicamentos como el ibuprofeno o el naproxeno pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. En casos de inflamación severa, los corticoides pueden ser administrados por vía oral o a través de inyecciones directamente en la articulación del hombro. Las inyecciones de corticoides pueden proporcionar un alivio rápido y prolongado del dolor.
- Terapias complementarias: aunque no es parte del tratamiento estándar, algunas personas encuentran alivio del dolor con la acupuntura. En algunos casos, los terapeutas ocupacionales pueden ayudar a los pacientes a aprender nuevas formas de realizar actividades diarias sin agravar el hombro.
Tratamientos invasivos (quirúrgicos)
- Manipulación bajo anestesia: si los tratamientos conservadores no proporcionan alivio, el médico puede recomendar una manipulación bajo anestesia. Durante este procedimiento, el paciente está bajo anestesia general, y el médico mueve el hombro a través de su rango completo de movimiento, lo que puede ayudar a romper las adherencias en la cápsula articular.
- Artroscopía del hombro: en casos más graves, donde la manipulación bajo anestesia no es suficiente, puede ser necesaria una cirugía artroscópica. Este procedimiento mínimamente invasivo consiste en hacer pequeñas incisiones en el hombro para insertar una cámara y herramientas quirúrgicas. El cirujano puede cortar la cápsula engrosada y liberar la articulación.
- Liberación capsular: esta es una técnica que se realiza durante la artroscopía para cortar y liberar la cápsula articular engrosada, mejorando así el rango de movimiento.
Reconocer los síntomas tempranos, como el dolor y la rigidez, es fundamental para buscar un tratamiento adecuado que incluya fisioterapia, medicamentos o incluso cirugía en casos más severos (como el que ofrecen nuestros fisioterapeutas en Las Rozas). Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas recupera la movilidad completa del hombro, aunque el proceso puede llevar largos periodos de tiempo.